El humor es necesario y beneficioso, hay que cultivarlo e incentivarlo, pues es beneficioso para uno mismo y los que están a su alrededor, lo que revierte en uno mismo. Es una de las emociones secundarias más sociales pues junto con la risa conducen a una actitud general de afiliación. Tener sentido del humor significa tener madurez emocional, es subjetivo, algunas personas pueden apreciarlo pero sin embargo no lo pueden crear o todo lo contrario.
Para empezar vamos a intentar definir qué es el humor, tarea difícil por la generalidad del concepto, pero se podría resumir como el proceso producido por la valoración al haberse producido un error (sin ser malo ni dañino) produce risas y buenos sentimientos. Surge del estudio de respuestas afectivas positivas al humor.
El humor o hilarante puede ser producido por una gran variedad de estímulos entre los que se podrían incluir los chistes, caricaturas, historias graciosas, comedias, parodias… Y el término “respuesta al humor” denota la percepción de un estímulo como divertido e incluye respuestas abiertas tales como sonreír y risas o carcajadas.
En realidad el humor en sí no es una emoción, para explicar la gracia percibida del humor se han propuesto numerosas teorías y variables tales como la resolución de lo absurdo y la aceptación de irresoluble absurdo. Las variables de personalidad influyen también de una manera fundamental y como todo el mundo sabe el añadir contenido sexual al humor se ha comprobado que incrementa la diversión.
¿Cuáles más podrían ser los elicitadores del proceso hilarante?
En primer lugar las cosquillas, pues son el elicitador más común de risas de forma alternativa a como lo hace el humor; otro podría ser el óxido nitroso (N2O), que es un gas no inflamable de sabor dulce que produce risas y relajación muscular entre otros. El proceso hilarante puede también ocurrir como respuesta a otros estímulos y situaciones; de todos en bien sabido que las risas de otros pueden ser contagiosas, también puede producirse durante la realización de juegos que impliquen actividad motora, e incluso hacer algo que está prohibido o es secreto.
Entre los factores que van a modular el humor nos encontramos con los siguientes:
- La influencia social. Fundamental, pues la efectividad del humor va a depender de quien cuenta el chiste y también de si esta persona gusta o no.
- Los factores sociales. La mera presencia de otra persona, su postura, el gesto del rostro… son suficientes para facilitar la sonrisa o las risas.
- Los rasgos o características de personalidad. En una persona extrovertida es predecible una mayor frecuencia e intensidad del humor.
- Factores del organismo, los temporales y también los habituales. Por ejemplo el estado de salud o el agotamiento físico pueden moderar la efectividad de los estímulos.
- Normas. Pueden inhibir la expresión hilarante, ya que éstas dicen al individuo cuándo, dónde y con qué tipo de respuesta hilarante puede expresarse.
- El alcohol y las drogas psicoactivas afectan el umbral para la inducción del proceso hilarante. Pueden tener efectos facilitadores o inhibidores, dependiendo de la dosis. La intoxicación por estas sustancias puede llevar al regocijo o estado eufórico.
La experiencia de esta emoción está caracterizada por la relajación, cuando tiene lugar la risa suele haber una postura relajada así como una bajada típica del tono muscular. Y en contraste con emociones negativas tales como la ansiedad o la ira, la excitación durante la risa es muy baja pues los cambios fisiológicos que tienen lugar no preparan al individuo para la lucha o huida.
Tenemos que tener claro que el fomentar la aparición de la respuesta hilarante puede ayudar a mitigar, interrumpir, reemplazar e incluso suprimir, interrumpir una variedad de estados negativos. Es necesario llevar a cabo una revolución personal, pues el humor y la risa reducen el malestar o dolor, amortiguan el estrés, bajan la tensión, y en general son beneficiosos para la salud mental y física. Quizás la consecuencia fundamental del humor sea el desarrollo de una actitud general de afiliación, pertenencia, pertinencia, cooperación y comunicación. Por tanto, se trata de una emoción eminentemente prosocial.
Hasta pronto! Diana.