Entre las competencias básicas de un buen psicólogo se encuentra la evaluación psicológica, que va mucho más allá de la aplicación de test o pruebas psicológicas.
La evaluación psicológica es un término muy amplio pero que se podría describir de forma resumida como la actividad que el psicólogo realiza cuando se le solicita que describa, explique, clasifique una conducta; también podría incluir predecirla o modificarla.
Realmente es un proceso de recogida de datos, con los cuales se realizan hipótesis. Dichas hipótesis se deberían comprobar a partir de la aplicación de las pertinentes técnicas de evaluación entre las que se encuentras la entrevista, la observación, y por su puesto la aplicación de técnicas, que pueden ser subjetivas, proyectivas, objetivas, etc. El objeto de todo esto es tomar decisiones o si fuese necesario solucionar problemas, aunque también comunicar los resultados del proceso de evaluación y realizar los pertinentes informes.
Cuando a un psicólogo se le solicitan sus servicios, con independencia de cuáles sean sus objetivos, como podrían ser entre otros el diagnóstico, la orientación o seleccionar personal, deberá proceder de una manera ordenada, es decir, siguiendo un método científico. Este es uno de los aspectos que diferencia a un buen profesional.
En la actualidad la evaluación psicológica pretende evaluar tanto la conducta patológica como la normal, pero no sólo en una consulta lógicamente, sino en distintos ámbitos y con el objetivo de intervenir e incluso llegar a valorar la propia intervención. Se ha incorporado una visión abierta e integradora.
Con todo ello se puede realizar una valoración de la situación actual, así como un pronóstico y un plan de cambio o recomendaciones, que puede referirse no solo a individuos sino también a grupos, organizaciones, así como técnicas de intervención o programas de política social, educativa o sanitaria.
Reconocidos psicólogos como Forns, Abad, Amador, Kirchner y Roig concretan que lo que realmente se pretende con la Evaluación de Personas se podría resumir en los siguientes puntos:
- Identificar la conducta central, que por lo general va a ser el problema o conflicto del sujeto.
- Relacionar esta conducta con variables que la desencadenan, mantienen o modulan, y expresar la relación por medio del diseño de un modelo hipotético de funcionamiento.
- Diseñar un proceso de análisis psicológico, con finalidades descriptivas, comprensivas, predictivas y/o explicativas con el fin de validar la consistencia del modelo supuesto.
- Seleccionar las técnicas de medida adecuadas al objetivo de análisis, y proceder a su aplicación.
- Establecer el diagnóstico o toma de decisión diagnóstica, describiendo el funcionamiento de las conductas alteradas en relación con todas las variables intervinientes.
- Determinar el pronóstico.
- Prevenir, predecir, orientar y aconsejar.
- Indicar el tratamiento.
- Analizar la eficacia de las acciones de consejo, prevención, formación y/o tratamiento emprendidas.
- Comunicar la información diagnosticada obtenida a la persona o institución que ha solicitado la consulta. También la derivada del tratamiento
Para la persona que necesita ayuda profesional le voy a describir las cuatro claves fundamentales que tendría que tener bien presentes cuando tenga que buscar a un buen psicólogo. Hay que tomarse el tiempo necesario para elegir el profesional adecuado que nos vaya a tratar, ya sea a uno mismo o a alguien muy cercano como los hijos, padres, etc.
En primer lugar hay que asegurarse de que realmente sea psicólogo, con su formación universitaria oficial, con su número de colegiado, título, etc. Y además tiene que estar formado, también de forma oficial, en la especialización clínica o de la salud, es decir Psicología Clínica, la cual se obtiene con el master o siendo PIR Psicólogo Interno Residente. Es como el que compara a un masajista con un fisioterapeuta.
Hasta aquí las titulaciones oficiales pero la formación no acaba aquí, todo profesional necesita estar al día, reciclarse con más formación y sobretodo especializarse, por ejemplo en los trastornos de la personalidad o en adicciones. El prestigio académico es un punto a favor, por supuesto.
La experiencia también es fundamental, puede estar uno muy bien formado y tener muchos conocimientos pero la práctica y el éxito profesional son al final los que ofrecen los buenos resultados y mejoras en los pacientes. Se puede obtener información acerca de psicólogos a través de muchos medios y en ocasiones pueden ser útiles las recomendaciones de amigos o conocidos, pero también de otros profesionales como médicos.
Un buen psicólogo ha de poseer una serie de características o habilidades fundamentales entre las que destacan la honestidad, el respeto, la sinceridad, la prudencia y ser competente. Además estar libre de prejuicios y ser tolerante. La empatía, ser accesible y comprensivo para crear un buen clima y relación con el paciente pero de forma adecuada, sin caer en el paternalismo. Las habilidades de comunicación y crear un ambiente relajado son necesarios para que la actitud de ambos, profesional y usuario, sea la adecuada, donde la sinceridad y disponibilidad a la mejora sean primordiales.
Y por último me gustaría resaltar la importancia de la confidencialidad, que aunque parezca algo evidente, muchos cuestionan. Un psicólogo como otros profesionales está obligado legalmente y nos tiene que proporcionar un documento de consentimiento informado donde también conste lo que se hará en las sesiones porque no solo son los datos personales lo que hay que proteger sino todo lo que se diga o haga.
Estas son las cuatro claves que uno tiene que tener en cuanta cuando se disponga a recabar información sobre que profesional o grupo de psicólogos debe escoger para tratar el problema de salud mental. Un centro de psicólogos Malaga llamado Consulta 21, uno de los centros referentes en el ámbito de la psicología en España, cumple con esas claves que he descrito pues cuentan con experiencia, éxito y prestigio y son reconocidos por las compañías más prestigiosas en el ámbito psicosanitario.
Foto: demandaj