En una de las visitas al invernadero me fijé en que tenían olivos de distintos tamaños. Marché a casa pensando que porqué no traer uno y ponerlo en una maceta y colocarlo cerca de la ventana, que cuándo uno esté en el ordenador o estudiando levante la vista y vea unas pequeñas hojas de olivo.
En la siguiente visita volví a casa con un olivo como regalo a la otra parte de qué cosucas 🙂
Es un olivo pequeño, tendrá metro y medio de altura y la maceta que he usado no creo que le deje crecer mucho, aunque un poco espero que si que lo haga. Es una especie que requiere pocos cuidados, como dicen en la jerga lo aguanta todo.
Riegos escasos o casi ninguno. Las propias hojas se encargarán de decirnos cuándo lo necesitan ya que las veremos algo amarillas, pero con tiempo de sobra para darle de beber y volver a ponerse bonito. Al principio le coloqué un plato debajo de la maceta pero tras unos días de lluvia lo he retirado. No le gusta los encharcamientos y mejor prevenir.
La finalidad de este olivo en nuestro huerto urbano es más decorativo que otra cosa. No lo planté con vistas a tener olivas. Su finalidad es como dije poder observarlo cómo ahora mismo estoy haciendo mientras escribo estas lineas. Pero si el está contento en su nuevo emplazamiento y quiere regalarnos alguna oliva, aquí lo contaré.
